En el blog español Las cosas que nos hacen felices, dedicado al cine, el cómic, series, videojuegos..., apareció el pasado 16 de marzo un artículo titulado Neófita en H.P. Lovecraft: Mis primeras impresiones, firmado por Amelia Felipo. En este texto, su autora describe la manera en cómo descubrió la literatura de Lovecraft y su universo, dando un consejo para acercarse a este escritor para aquellos que aún no lo hayan leído. Aunque tenéis el texto completo en este enlace, os lo dejo bajo estas líneas por completo:
Lo sé, lo sé. Para algunos, no deberían darme el carnet de friki si no he leído a Lovecraft, pero ya estoy subsanando mi error. En este artículo os describo cómo lo descubrí sin hacer spoilers de su obra, a la que os recomiendo que lleguéis vírgenes y expectantes.
Howard Phillips Lovecraft nació en 1890 en Providence, Estados Unidos. Su abuelo, que mantenía a la familia, era bastante rico, así que Howard tuvo una infancia acomodada. Quizá esto influyó en que desarrollara un pensamiento conservador y clasista. Cuando su abuelo murió, la economía familiar se desplomó, y tras años de inestabilidad, tanto su padre como su madre acabaron internados en un psiquiátrico. Él empezó a hacer sus pinitos como periodista, y cuando tenía 23 años, empezó su andadura escribiendo para revistas “pulp” (revistillas de ciencia ficción de calidad literaria variable que se podrían considerar como las precursoras de los comics). Se mudó a Nueva York y se casó, y allí se rodeó de autores con su misma visión literaria, se autodenominaban “El círculo de Lovecraft”. A partir de ese momento, su producción literaria no paró de aumentar. No sólo escribía artículos, si no que empezó a escribir novelas de corte sobrenatural, como su gran obra “La llamada de Cthulhu”. Aunque siguió escribiendo hasta su muerte, no fue muy conocido entre sus contemporáneos. Sin embargo, en los años setenta, con el resurgimiento de la ciencia ficción, su obra sufrió un revival, siendo considerado hoy en día el padre del horror cósmico y uno de los autores más influyentes en la ciencia ficción, con numerosos autores bebiendo de su obra y generando un mundo de adaptaciones de todo tipo, incluídas canciones de metal o novelas gráficas.
Ahora bien, ¿cómo llegué yo a meterme en su mundo? Pues fue poco a poco, como quien mete primero la punta del pie en una piscina helada. Por supuesto, yo había oído hablar del autor, aunque tenía unas ideas preconcebidas poco acertadas. Creía que se trataba de otro autor de fantasía del siglo XX más, con historias de masculinos héroes salvando a princesas indefensas en un mundo plagado de monstruos horripilantes. Bueno, acerté una de tres.
Mi primer contacto fue jugando con unos amigos al juego de mesa “Mansiones de la locura”. Se trata de un juego de rol ambientado a principios del siglo XX donde nuestro grupo de personajes se aloja en un hotel de Innsmouth, una de las ciudades ficticias de Lovecraft. Debemos ir moviéndonos por el hotel, la plaza, el puerto… descubriendo los secretos que se ocultan, hablando con los hostiles lugareños para descubrir qué misterio nos espera al final de la noche. Conforme pasa el tiempo, lo que parecía una ciudad normal, se va enrareciendo poco a poco hasta mostrar su verdadera y monstruosa cara. Ante esta maravilla de juego, quedé fascinada con la ambientación, las tramas, el mundo oscuro que se oculta tras una fachada respetable…
Tenía ganas de adentrarme más en su obra, y tuve la oportunidad de jugar al juego de rol “Asesinato en la mansión Cthulhu”. Cada personaje tenía sus objetivos espurios, que tenían que ver con rituales atávicos, reliquias antiguas, adoraciones a seres milenarios, instintos animales desenfrenados…y hasta aquí puedo leer. Quedé encantada y con más ganas que nunca de zambullirme en ese mundo aterrador y fascinante.
Por fin, curioseando en los estantes de mi librería favorita, encontré dos libros que captaron mi atención al instante, con portadas verdes y diseños de criaturas pulposas. Se trataba de dos libros de la colección ALMA clásicos ilustrados (la cual recomiendo fervientemente): “La llamada de Cthulhu y el ser en el umbral” y “Los mitos de Cthulu”. Son ediciones exquisitamente ilustradas de estos clásicos.
El primer libro, “La llamada de Cthulhu y el ser en el umbral”, es muy cortito, apenas 92 páginas, y contiene estos dos relatos de Lovecraft. Para mí, que no había leído nada de él, me pareció la introducción perfecta. Se devora en una mañana y te deja con hambre de más.El segundo, contiene 11 relatos (incluidos los dos anteriores) de la mitología creada por Lovecraft, y lo estoy saboreando poco a poco. Cada relato te descubre más ese mundo oculto dentro del nuestro, y te sientes uno de los pocos elegidos que tiene acceso a él.
Es difícil describir esta mitología sin destriparla, sólo puedo decir que nos presenta un mundo donde hay seres milenarios para los que los humanos somos una insignificancia débil y prescindible, cultos ocultos, reliquias extraterrenales, personajes atormentados y dramáticos…Además, cada relato es la experiencia personal de un personaje, de modo que sólo combinando los testimonios de todos ellos podemos llegar a hacernos una ligera idea del mal que acecha. Nunca podremos saber toda la verdad y la lectura siempre nos dejará con más preguntas que respuestas. Para alguien que ha leído y visto todo tipo de historias de ciencia ficción, Lovecraft supone un soplo de aire fresco, ya que nos saca de todo lo culturalmente cercano o manido para llamarnos a que atravesemos el umbral con él. Cuidado, quizá ya nunca podamos regresar.