En el número del 24 de marzo de 2011 del periódico catalán Avui, dentro de su suplemento de Cultura, se incluyó un amplio reportaje sobre Lovecraft y su obra, con motivo de la publicación en 2010 del volumen La crida de Cthulhu i altres narraciones por la editorial Laertes, que reseñé en esta entrada. Bajo el título Amb Lovecraft en un somni (Con Lovecraft en un sueño), firmado por el filólogo y escritor Pere Guixá (n. 1973), se trataba de un texto de dos páginas, además de una columna más breve titulada El solitari de Providence, escrita por Daniel Boada. A lo largo del texto principal, se aborda la influencia de la obra de Lovecraft y se analiza la obra publicada por Laertes. Entre otras cosas, podemos leer lo siguiente:
Hacia los años 50, cuando
escribían en el semanario
"Destino", Néstor Luján
y Joan Perucho viajaban a menudo a Francia. Eran viajes de investigación gastronómica y literaria. En una de estas escapadas, Perucho descubrió un
libro que se llamaba "La couleur
tombée du ciel", de un desconocido
escritor estadounidense de nombre
curioso: Lovecraft. Perucho, que
quedó muy impresionado
con ese libro de relatos, va
ser quien dio a conocer en nuestra casa a este escritor, sobre
todo a partir de que publicara, en
1956, la plaqueta con el cuento
"Con la técnica de Lovecraft".
Hoy, H.P. Lovecraft (1890-
1937) es bastante conocido, pero
entonces esa referencia en
el primer cuento que escribía Perucho parecía una invención,
desatada de la identidad de un
escritor real, y supongo que así
se debía leer ese cuento.
Hubo que esperar tres décadas.
desde que aparecieran las primeras traducciones de Lovecraft
al catalán: "En las montañas de la
locura", "La sombra sobre Innsmouth", "El horror de Dunwich" y
"El caso de Charles Dexter Ward".
Son cuentos o novelas que pertenecen
también al último período del autor de Providence, aquel que va
de 1927 a 1937.
La compilación de relatos que
Laertes acaba de publicar es la
más exacta, incluso más generosa, que se podía hacer, sobre todo
teniendo en cuenta que hace veinte
años que no se traducía nada y
era necesario urgentemente una nueva entrega. ¿Por qué se ha producido
ese vacío? Difícil saberlo,
más aún si pensamos que, en
banda de las numerosas traducciones en castellano, tal vez
las primeras versiones estaban
inducidas por otro libro que
parecía una extravagancia deliciosa: la antología "Lovecraft,
Lovecraft" (1981), del colectivo
Ofelia Dracs.(...) Si el cuento sobrenatural en el siglo XX se hace intertextual
o paródico (Perucho, Borges, Calvino), por un lado, o cotidiano y
psicológico, por otro (Felisberto
Hernández, Buzzati, Cortázar,
Calders), Lovecaft aporta la
preocupación científica por explicar el universo y encontrar la maldad de este conocimiento.
Pero, dejando de lado las taxonomías de lo fantástico, pensamos
en Lovecraft y vemos a alguien que después iba, en su día a
día, en pos de lo inaprehendido
posible y turbador, de aquel paisaje de la realidad concreta que él
conectaba con la belleza del
misterio, que es lo que hace posible el anhelo para que la vida continúe. La ciencia acotaba el cosmos y él buscaba la parte aún desconocida, aquella que nos
causa incertidumbre, fascinación o
horror. De alguien así, aunque nos
sacuda con la creación de unos seres o situaciones a las que la humanidad sólo les importa para eliminarla, sólo podemos considerar que buscaba una mejor transcendencia.
En la compilación que se acaba
de publicar hay diez cuentos de los
mejores que escribió. No puedo dejar de completar esta decena con otros que han
quedado fuera, que enumero, pero
puro placer: "El clérigo maligno", "Los
sueños en la casa de la bruja", "A
través de las puertas de la llave de
plata", "El que susurra en la oscuridad" y "En la noche de los tiempos".