En 2007 se publicó en Italia el ensayo Storia della brutezza, del famoso escritor y filósofo italiano Umberto Eco (1932-2016), renombrado autor de numerosas obras de filosofía, semiótica o lingüística, y de novelas inmortales como El nombre de la rosa. En esta obra de 456 páginas, publicada en castellano por la editorial DeBolsillo en 2011 bajo el título Historia de la fealdad, y por otras editoriales como Lumen en 2018, Eco hace un análisis de las distintas manifestaciones de la fealdad a través de los siglos, en medios como la pintura, la escultura, la literatura... Tanto
los fragmentos antológicos como las extraordinarias ilustraciones de
este libro llevan, pues, a recorrer un itinerario sorprendente hecho
de pesadillas, terrores y amores de casi tres mil años, donde los
sentimientos de repulsa y de conmovedora compasión se dan la mano, y el
rechazo de la deformidad va acompañado de éxtasis decadentes ante las
más seductoras violaciones de todos los cánones clásicos. Entre
demonios, locos, enemigos terribles y presencias perturbadoras, entre
abismos repulsivos y deformidades que rozan lo sublime, navegando entre freaks y fantasmas, se descubre una vena iconográfica extraordinariamente amplia y a menudo insospechada. Como curiosidad, cabe destacar que Eco utiliza un fragmento de un famoso relato de Lovecraft, El horror de Dunwich (1927), donde se describe a Wilbur Whateley, el hijo anormal de Lavinia Whateley y del dios Yog Sothoth que en el momento de su muerte tenía todo el cuerpo cubierto de vello, poseía tentáculos en el abdomen
y la cintura, le habían salido ojos en las caderas y tenía una cola
acabada en una estructura similar a una boca. Un ser horrible y demoníaco que Eco utiliza para poner como ejemplo que en muchas obras de literatura se relacionan el mal y la fealdad.
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