martes, 31 de diciembre de 2019

MODERNISMO VIRAL: LA PANDEMIA DE GRIPE Y LA LITERATURA DE ENTREGUERRAS

 








En octubre de 2019 la editorial estadounidense Columbia University Press sacó a la venta un ensayo titulado Viral Modernism. The Influenza Pandemic and Interwar Literature (Modernismo Viral. La pandemia de gripe y la literatura de entreguerras), de la autora Elizabeth Outka, profesora de Inglés en la Universidad de Richmond. Esta obra de 344 páginas aborda uno de los hechos más terribles de la Historia reciente del mundo: la epidemia de gripe española, que entre 1918 y 1920 mató a más de 50 millones de personas y que, a diferencia de otras gripes, afectaba no solo a ancianos, niños y a las personas más vulnerables, sino a jóvenes sanos y fuertes (para una mayor información, podéis leer el interesante artículo de la Wikipedia). En Estados Unidos la epidemia fue devastadora, resultó afectada el 28% de la población y murieron más de 600.000 personas (más que todas las víctimas estadounidenses en las dos Guerras Mundiales, que fueron unos 100.000 soldados en la Primera y 400.000 en la Segunda). A través de este estudio, Outka aborda la sorprendente conexión de la gripe con los zombis, el espiritismo y poemas como The Waste Land de T. S. Eliot; muestra cómo y por qué cambian los contornos del modernismo cuando damos cuenta de la presencia oculta pero generalizada de la pandemia. Ella investiga las manifestaciones miasmáticas de la pandemia y sus muertos espectrales en la literatura angloamericana de entreguerras, descubriendo las huellas de un brote que trajo un horror invisible y no humano a cada comunidad. Sobre la literatura de zombies, Outka relaciona la aparición de los primeros relatos y obras sobre cadáveres reanimados, como Herbert West Reanimador de Lovecraft, con los estragos de la gripe a partir de 1919. El término "zombi" llegó a los Estados Unidos en gran parte a través del libro de William Seabrook (1884-1945) de 1929 La isla mágica. Seabrook escribió, a menudo en términos muy racistas, sobre varias ceremonias, tradiciones e historias que había reunido en Haití. Incluyó unas anotaciones de la figura del zombie, que describió como un cadáver resucitado de entre los muertos por una figura maestra y obligado a realizar trabajos esclavizados. Las representaciones de tales zombis pronto llegaron a películas populares como White Zombie (1932) u Ouanga (1936).
Sin embargo, una variedad diferente de criaturas parecidas a zombis había surgido anteriormente en el trabajo del escritor de terror H.P. Lovecraft. Estos zombis anticipan los que George A. Romero más tarde representaría en películas como La noche de los muertos vivientes (1968): cadáveres sangrientos, tambaleantes y desaliñados con la intención de infectar a los vivos y hambrientos de carne humana. Una incubadora perfecta para estos "zombis virales" fueron las espeluznantes experiencias que la pandemia de gripe trajo a todas las comunidades.
Lovecraft canalizó el clima de terror de la epidemia en las grandes ciudades, con numerosas fosas comunes donde se enterraban cada día cientos de fallecidos y hospitales repletos de enfermos, en sus historias de la época, produciendo cuentos llenos de cadáveres con atmósferas infecciosas de las cuales surgieron invasores tambaleantes y carnívoros que dejaron cadáveres sangrientos a su paso. En su famoso relato Herbert West: Reanimator (1922), Lovecraft crea un médico macabro con la intención de reanimar los cadáveres recién muertos. Llega una pandemia que le ofrece especímenes frescos, y que se hace eco de las escenas de la gripe española de 1918 de fosas comunes, médicos con exceso de trabajo y montones de cuerpos.
Podéis encontrar el libro a la venta en este enlace.