Siguiendo con la promoción de mi primera novela, de la que he tenido ocasión de escribir en este blog, como en esta entrada, una obra de fantasía épica de 208 páginas titulada Dicen que cantaron canciones, publicada en mayo de 2017 por la Editorial Alféizar (la podéis encontrar aquí al precio de 16 euros nada más) gracias a mi participación en un concurso a nivel nacional organizado por dicha editorial, desde la misma han tenido la genial idea de que el propio autor, un servidor, me grabase leyendo un fragmento escogido por mí mismo de mi obra. El audio resultante, con una música orquestal épica muy bien escogida, lo podéis escuchar en el perfil de la red social Facebook de la citada editorial, en una entrada del 6 de enero que podéis ver en este enlace. El breve pasaje escogido para su lectura es el siguiente:
Hasta las sombrías estancias del Salón del Trono del Palacio de Murrimel llegaban los ruidos de la batalla, semejantes a rumores de voces detrás de una puerta. Cientos de hombres daban su vida por sus reyes, por la ciudad, por una bolsa de oro o por los que querían. Mientras, hundido en un trono esculpido en piedra volcánica en el que se habían sentado más de cien reyes, Aganas Uder observaba el filo de la espada Esmirel, protagonista de mil batallas y hechos de valor. A su derecha, Ilias Flent miraba a su rey, ceñudo, con los brazos cruzados sobre el pecho, y detrás del trono, entre las sombras, esperaban órdenes cincuenta de los más fieles de la escolta real, con uniformes y capas rojas.
—Es el fin...—murmuró el rey, como si le suplicara a la espada—.Nos tienen rodeados. Acabarán por rebasar las murallas. Tomarán la ciudad. Pero no a mí. ¡No a mí, por Adim! ¡No me cogerán vivo! Mataré a cualquiera que me ponga una mano encima...
Miró a Flent, cuyo imperturbable rostro parecía una copia de las estatuas de los reyes del pasado que adornaban la espaciosa estancia.
—Tú, Flent, no lo permitirás. Tú me eres fiel. Matarás a esos cerdos.
—Nadie os hará daño, Majestad—gruñó Flent—.No, mientras yo siga vivo.
—Sí,lo sé. Lo sé. Pero...¿dónde esta Idaspo? ¿Dónde se ha metido ese hechicero...?
El Lobo se encogió de hombros y guardó silencio.
—Debería estar aquí...debería...
Llamaron a la puerta, y el ruido retumbó en el salón. Flent hizo un gesto y se dirigió hacia la entrada con un puñado de sus hombres. Volvieron junto al trono con otro de los escoltas del rey, que llevaba a un hombre delgado y de baja estatura, envuelto en un manto gris.
—Mis hombres han cogido a este criado espiando tras las puertas—dijo el Lobo, con una manaza engarfiada en el hombro del sujeto.
—¿Y qué? Cortadle la cabeza y ya está. No lo quiero ante mi vista...
—Es el fin...—murmuró el rey, como si le suplicara a la espada—.Nos tienen rodeados. Acabarán por rebasar las murallas. Tomarán la ciudad. Pero no a mí. ¡No a mí, por Adim! ¡No me cogerán vivo! Mataré a cualquiera que me ponga una mano encima...
Miró a Flent, cuyo imperturbable rostro parecía una copia de las estatuas de los reyes del pasado que adornaban la espaciosa estancia.
—Tú, Flent, no lo permitirás. Tú me eres fiel. Matarás a esos cerdos.
—Nadie os hará daño, Majestad—gruñó Flent—.No, mientras yo siga vivo.
—Sí,lo sé. Lo sé. Pero...¿dónde esta Idaspo? ¿Dónde se ha metido ese hechicero...?
El Lobo se encogió de hombros y guardó silencio.
—Debería estar aquí...debería...
Llamaron a la puerta, y el ruido retumbó en el salón. Flent hizo un gesto y se dirigió hacia la entrada con un puñado de sus hombres. Volvieron junto al trono con otro de los escoltas del rey, que llevaba a un hombre delgado y de baja estatura, envuelto en un manto gris.
—Mis hombres han cogido a este criado espiando tras las puertas—dijo el Lobo, con una manaza engarfiada en el hombro del sujeto.
—¿Y qué? Cortadle la cabeza y ya está. No lo quiero ante mi vista...
Aquí os dejo la sinopsis oficial de la novela, que transcurre en un mundo imaginario denonimado las Tierras Libres, aunque centrado en el reino de Ulimán, en mitad de un periodo turbulento, y en la que podréis encontrar un poco de todo: aventuras, magos, batallas, traiciones, amistades, reencuentros, viajes, reyes tiranos y guerreros fieles...
En Ulis, la capital de Ulimán, un
espadachín de siniestra fama y oscuro pasado, Soronas el Silencioso, es
contratado por un oficial de la Guardia Real de Peldas II, monarca de
Ulimán, para llevar a cabo un cometido en principio sencillo.
Un
caballero que añora tiempos mejores llamado Artas Gando, harto de la
guerra, se detiene a descansar en una taberna en mitad de ninguna parte
donde todo se complicará por culpa de un saco lleno de varias calaveras.
El verdugo de varios reyes, Filas
Torkkin, es convocado para ejercer su sanguinario oficio, sin saber que
en esta ocasión la víctima es quien menos esperaba.
En una humilde aldea de pescadores de
Asmanar, el pequeño Antos se reúne con su padre durante un tranquilo día
de pesca que pronto se convierte en una pesadilla con la llegada de los
terribles piratas de las islas de Rocasal conducidos por un poderoso
hechicero.
Todos estos personajes se ven envueltos
en una sangrienta guerra civil en la que tres contendientes se disputan
la corona de Ulimán, mientras otros sucesos terribles en diferentes
partes del mundo lo sumen en una oscuridad de la que es difícil escapar.
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