Según una noticia publicada en el medio británico Wired el pasado 14 de junio, varias compañías de alta tecnología británicas desarrollan un robot subacuático resistente a la radiación y apto para ambientes especialmente agresivos en un intento por limpiar un gigantesco depósito de desechos radiactivos en el Reino Unido, concretamente en la planta nuclear de Windscale-Sellafield, levantada en 1947 y en la que en 1957 un incendio en uno de los dos reactores gemelos provocó el peor accidente nuclear mundial, hasta que se produjo el de Chernóbil en 1986. Se estimó que se escaparon 750 terabecquerels (TBq) (20.000 curies) de Yodo-131
radiactivo, y la leche y otros productos de las áreas de granjas de los
alrededores tuvieron que ser destruidos. Por comparación, 250.000
terabecquerels (7 millones de curies) de Yodo-131 se escaparon en el desastre de
Chernóbil, y sólo 0,55 terabecquerels (15 curies) de Yodo-131 en el
accidente de Three Mile Island en Estados Unidos en 1979.
El mencionado estanque, creado en los años 1960 y desactivado en 1992, contiene
seis metros de agua y medio metro de lodo tóxico. La enorme cantidad de
material radiactivo usado que esconde en el fondo le granjeó a este
sitio la fama del lugar más peligroso de Europa y el sitio de desechos nucleares con más riesgos del mundo,
mientras que los intentos por limpiar este depósito de agua le cuestan
al fisco británico más de 2.500 millones de dólares anuales.
A diferencia de otros robots utilizados en esas operaciones que no
lograron desplazarse en un ambiente tan hostil ni detectar las barras de
combustible perdidas en el lodo, Cthulhu, denominado así por las siglas en inglés de Collaborative Technology Hardened for Underwater and Littoral Hazardous Environment, aunque se lo ha bautizado como Cthulhu en honor a la célebre deidad submarina creada por Lovecraft, cuenta con sustanciales
ventajas. Este robot, basado en un módulo militar de desactivación de bombas, estará equipado con orugas, lo cual le dará mayor movilidad. Además, su sistema de navegación inteligente provisto de redes neuronales combinará sensores tácticos con la información provista por un sonar para
lograr una imagen única del relieve, maniobrar entre los obstáculos,
identificar las barras de combustible y depositarlas en un receptáculo
especial. De manera muy similar a como una morsa detecta moluscos, esperamos poder detectar e identificar objetos en el lodo con los bigotes del aparato, detalló Plamen Angelov, de la Escuela de Computación y Comunicación de la Universidad de Lancaster, quien espera que este proyecto esté finalizado al cabo de los siguientes dos años.
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