viernes, 25 de marzo de 2022

LOVECRAFT COMO PERSONAJE EN UNA NOVELA DE 1923

 


Muchas décadas antes de que Lovecraft se convirtiera en un personaje literario de distintas novelas, como podría ser el caso de El libro de Lovecraft (1985) de Richard Lupoff, o Los nombres muertos (2013), del español Jesús Cañadas, el escritor de Providence apareció retratado como un protagonista en una novela, en concreto en el año 1923 en la obra The Village Green, de la escritora y periodista Edith Miniter (1867-1934), que fue compañera del escritor de Providence en el periodismo amateur, y a la que visitó en alguna ocasión, en 1928, como reseñé en esta entrada. Aunque hay que señalar que dicha novela, reeditada en 2013 por Hippocampus Press en el volumen The Village Green and Other Pieces, está inacabada, en ella aparece Lovecraft como un personaje más, bajo el nombre de H. Theobald Jr. (recordemos que uno de los seudónimos que usaba con más frecuencia era Lewis Theobald). Se narra una historia de un club literario local, inspirado en el Hub Club de Boston dirigido por la propia Miniter; es de estilo dickensiano en el sentido de que es una novela de incidentes y episodios, a menudo prosaicos, fragmentos de discusión con capas de un juego social de costumbres tanto implícito como explícito. El personaje de Lovecraft es probablemente el principal atractivo de la novela para la mayoría de lectores. Las escenas o episodios con H. Theobald, Jr. son pocos, pero como señaló Lovecraft en una carta dirigida a su colega Edward H. Cole el 15 de agosto de 1936, ¡Estoy reconociblemente representado!, tal como podemos leer en el siguiente fragmento traducido al castellano :

Theobald, el hombre de la barbilla larga, opinó que esta réplica había sido antigua en el siglo XVIII. Ante esto se levantó una andanada de comentarios. Theobald realmente no trató de vivir en el siglo XVIII, aunque podría fechar cartas de 1723 y referirse a Colonias. ¿Realmente había pedido una máquina de escribir con una "s" larga? ¿Fumaba las pipas de ese período? ¿Leía los periódicos de esa época?  

—Odio decirlo, pero no eres nada mejor que un anacronismo, Theobald —observó Trinkett.

Theobald calmó el tumulto con una mano levantada, la mano demasiado blanca de un inválido. “Es evidente”, dijo, “que mi personaje está recibiendo una distorsión dickensoniana o del siglo XIX hacia lo grotesco, que oculta bien los modales tranquilos de un caballero de Georgia el reinado del II. Debes saber que en mi época se pensaba que era monstruosamente vulgar provocar comentarios en asambleas públicas; y que no importaba lo gracioso que pudiera ser un anciano extraño, él reservaría sus humores extraños para la cafetería, y no trataría de arrastrarlos a una derrota de ningún tipo de compañía refinada mixta. 

Podéis encontrar un interesante análisis de la novela y de la presencia de Lovecraft, en inglés, en este enlace.

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