El autor, Jacob Buganza. |
En el número 26 de la revista académica mexicana Sincronía, una publicación electrónica de filosofía, letras y humanidades de la Universidad de Guadalajara fundada en 1996 (aquí su página web oficial), correspondiente a la primavera de 2003, apareció un interesante artículo titulado Literatura fantástica: un acercamiento desde Tolkien y Lovecraft, firmado por el profesor Jacob Buganza Torio (n. 1982), licenciado en Filosofía y Doctor en Estudios Humanísticos. Se trata de un breve texto en el que su autor analiza la obra y sobre todo, los motivos literarios de dos de los más grandes escritores del siglo XX, uno en el género de la fantasía (el británico J.R.R. Tolkien) y otro en el del terror (Lovecraft). Buganza llega a afirmar, entre otras cuestiones, que:
Esto nos une con otro gran escritor (a juicio mío, el mejor literato de cuentos cortos de fantasía y terror cósmico del siglo XX) parcialmente influenciado en sus orígenes por Lord Dunsany. Nos referimos al norteamericano Howard Phillips Lovecraft.
Para él "los cuentos sobre hechos extraordinarios tienen una problemática que debe ser superada para lograr su credibilidad y esto sólo se puede conseguir tratando el tema con cuidado realismo" (el subrayado es mío). En efecto, Lovecraft está tratando la misma categoría que Tolkien cuando dice que debe ser lo más verosímil posible, buscando no violar las reglas del mundo imaginado. "Desde el punto de vista simbólico todo es rigurosamente cierto". A ese mundo imaginario creado por el escritor Lovecraft también lo llama creación en el sentido tolkieniano.
Otra cosa que aporta Lovecraft a la comprensión de la literatura fantástica es que aquello que se salga de lo cotidiano debe ser realmente fuera de lo normal, tratando de que las causas sean lógicas, buscando siempre la verdad sintáctica (al igual que Tolkien), ya que si no se cumplen las reglas del cuento pierde todo el sabor que pueda brindarle al lector (e incluso al escritor).
Para muestra basta un botón de la cautivante forma de narrar de Lovecraft, la cual, al igual que Tolkien, hacen lo más verosímil que se pueda a la historia:
Después de veintidós años de pesadilla y terror, mantenido solo por la desesperada convicción de que ciertas impresiones que recibí proceden de mi imaginación, sigo siendo reacio a garantizar la existencia de eso que creí descubrir en Australia occidental, en la noche del 17 al 18 de julio, en 1935. Hay razones para esperar que mi experiencia fuera, total o parcialmente, una alucinación; alucinación que, de hecho, puede achacarse a no pocas causas. Y, sin embargo, su realismo fue tan espantozo que, a veces, encuentro tal esperanza imposible.
Después de veintidós años de pesadilla y terror, mantenido solo por la desesperada convicción de que ciertas impresiones que recibí proceden de mi imaginación, sigo siendo reacio a garantizar la existencia de eso que creí descubrir en Australia occidental, en la noche del 17 al 18 de julio, en 1935. Hay razones para esperar que mi experiencia fuera, total o parcialmente, una alucinación; alucinación que, de hecho, puede achacarse a no pocas causas. Y, sin embargo, su realismo fue tan espantozo que, a veces, encuentro tal esperanza imposible.
El estilo de ambos autores es muy diverso. Mientras Tolkien tiende más a escribir poéticamente, con versos medidos y utilizando elementos de la literatura europea antigua y medieval, converge plenamente con Lovecraft en los puntos esenciales que se deben tener para realizar un escrito de dicha naturaleza (en especial el realismo que ambos autores exigen para los escritos fantásticos). Lovecraft es más oscuro, más terrorífico, más cautivante que Tolkien; pero ambos tienen lo suyo, son grandes escritores del siglo XX.
Podéis leer el texto completo en este enlace.
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