sábado, 3 de febrero de 2024

LOVECRAFT, EL NOVELISTA ALUCINADO Y LÚCIDO

 



En el número del 10 de octubre de 1954 del periódico español La Rioja, diario político, que fue fundado en 1889 por Facundo Martínez Zaporta y en esa época llamado Nueva Rioja, apareció uno de los primeros artículos conocidos sobre Lovecraft en la prensa española, dentro de una sección llamada Estampas literarias, aunque plagado de muchos errores, como señalar 1939 como año de fallecimiento del escritor, o indicar que murió en Houston, su ciudad natal. Firmado por Ubaldo de León, el texto se titula Lovecraft, el novelista alucinado y lúcido que muriera en 1939 sin un dólar, revela cómo inteligencias extraterrenas destruirán nuestro planeta. A continuación tenéis el texto íntegro de este artículo tan curioso, publicado en España apenas 17 años después de la muerte de Lovecraft.

 La fama póstuma es un fenómeno literario permanente. El último caso lo tenemos en Norteamérica con el novelista Lovecraft, que murió en 1939, a los 47 años, sin un dólar, víctima de la desesperación y de la desilusión más absoluta. Falleció en Houston, su ciudad natal, a la que él en sus invenciones literarias se refería siempre con el nombre de Providencia. Lovecraft es una especie de Pascal, que siente la angustia de los espacios infinitos. Y sus obras adquieren especialísima atención en estos momentos de los platillos volantes, de la preparación de los viajes interplanetarios, de los descubrimientos de la Ciencia, que derrocan los conceptos del Universo en vigor hasta la fecha. Sus ideas generales son fáciles hoy de reconocer: ese escritor alucinado y a la vez extraordinariamente lúcido, percibe la voz de otros planetas que, a través del espacio y del tiempo, nos hablan con claridad en medio de las tinieblas, transmitiéndonos el mensaje de que los hombres, lo mismo que la Tierra, no somos más que un  juego de «los antiguos y de los otros». En sus libros, que alguien creyera meramente poéticos y que después se ha descubierto que son eminentemente realistas, conforme él mismo se complacía en declarar adquiere la angustia del hombre moderno, su auténtica y total dimensión, con formas verdaderamente prodigiosas. En ese cuadro inmenso, inhumano, que confunde el espíritu, sitúa Lovecraft su obra, la cual ha empezado a leerse en América y que pronto se extenderá a todos los demás países. Lo que el americano lee hoy es lo que el lector mundial adquiere en fecha próxima para su consumo, sobre todo cuando se trata de novelas.
UN GENIO LITERARIO
Pasaron seis años después de la muerte de Lovecraft, y los americanos, que empezaron a leer sus obras, creyeron descubrir un genio comparable a Edgar Poe, y en ciertos puntos superior por la amplitud de su inspiración, la variedad de sus conocimientos, en los que la fantasía y el asombro alcanzan una escala cósmica. Los intelectuales, igual que los hombres de ciencia, se arrojaban con ansia de hambrientos sobre sus libros, que se han estado editando con centenas de millares de ejemplares. Sólo hoy, la obra de Lovecraft está logrando traspasar las fronteras de los Estados Unidos y se extiende su lectura por el mundo entero. Nos complace poder atraer la atención del lector sobre este genio. Lovecraft fue, en sus primeros pasos, un niño prodigio. A los cuatro años poseía ya rudimentos de griego, francés y alemán, a los ocho años compuso su primera obra literaria. Más adelante, no frecuentó escuela alguna, pero poseía una cultura sorprendente, realmente universal. Poco a poco, los grandes escritores y hombres de ciencia empezaron a entablar correspondencia con él. Lovecraft descifraba con prodigiosa intuición enigmas de la historia de la civilización cretense, problemas de astronomía, misterios de la mitología india, en cartas que llegaban a las treinta y cuarenta páginas, en las que la precisión contrastaba con la gran elegancia de su estilo. Vivía en la hacienda de sus padres en Providencia. Y cuando años más tarde una mujer contrajo matrimonio con él con la esperanza de imponerlo en la sociedad neoyorquina, él se resistió a toda violencia y permaneció ajeno, con sus 15 dólares semanales, corrigiendo el estilo de cuentistas que se llegaban a su despacho en busca de orientación.
OBRAS A LA VISTA
Dos de sus discípulos, convencidos del valor del maestro, iniciaron la. publicación de sus libros. En 1939 salieron de las prensas «El extranjero y los otros», que no tuvo éxito; hoy se pagan los escasos ejemplares existentes de esta edición de 200 a 300 dólares. También apareció más tarde «El color cae de los cielos». «Entonces, la vida y la muerte», etc., libros en los que las leyes dé la Tierra adquieren unas dimensiones universales de infinitas proporciones. Lovecraft sueña con poderes infinitos, con inteligencias situadas más allá, en otros mundos, que planean la destrucción de la Tierra.

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