martes, 6 de febrero de 2024

LOS ENIGMÁTICOS: LOVECRAFT

 



En el diario español Baleares, que se fundó en Palma de Mallorca en 1939 por la Falange, y que más adelante se convertiría en Diari de Balears, en 1996, publicándose en catalán y siendo desde 2013 un periódico digital, en concreto en el número del 7 de octubre de 1970, dentro de una sección llamada Los Enigmáticos en las páginas de cultura y literatura, apareció un texto dedicado a Lovecraft bajo ese sencillo título: Lovecraft, firmado por el periodista Antonio Molina (Juan Antonio Molina Foix, traductor de Lovecraft y uno de los mayores expertos en literatura fantástica de nuestro país), en el que se describe su obra y se traza un breve esbozo biográfico. Tenéis el texto íntegro a continuación:

Al igual que Kafka, en vida no conoció el éxito, ni siquiera un mínimo reconocimiento que suele ser imprescindible a la mayoría de los escritores, aunque se les pueda aplicar el epíteto de malditos, para seguir soportando la vida y seguir trabajando en medio de la incomprensión de sus «compañeros de letras». Pero Lovecraft fue uno de los humanos más distintos que han existido y el hecho de escribir fue para él un mero accidente. Se ayudaba a ganarse la vida haciendo correcciones de estilo en relatos estúpidos debidos a la pluma de escritores anodinos que colaboraban en revistas especializadas en historias de vaqueros, de amor, de terror, de aventuras, etc. Con este trabajo, en una época que un lavaplatos ganaba, con facilidad sesenta y setenta dólares a la semana, él sólo conseguía ganar 15 dólares en el mismo tiempo empleando hasta diez horas cada día. Alguien le animó, acaso percatándose de algún modo de sus posibilidades, para que escribiese sus propias historias y así tal vez consiguiera ganar más dinero. Si no le hubieran convencido de la posibilidad de una mejora, aunque leve, de su situación económica, probablemente no habría escrito literatura, aunque decir literatura a propósito de Lovecraft, al mismo tiempo de estremecedor, no deja de resultar extraño.
De cualquier forma su obra está ahí, y ella es testimonio suficiente de uno de los escritores más enigmáticos de toda la historia literaria de la humanidad. Se le puede emparentar con Lord Dunsany, Hoffman, Poe, Kafka, Lewis Carroll. A un universo racionalista como el que sustentaban los científicos más en boga, cuando él escribía, el opone su concepción más libre, más fantástica, más original, más poética y parece ser que más verdadera, y en ella da cabida a múltiples posibilidades, a la conciliación de las teorías más diversas. Fue un visionario y con sus intuiciones puso al descubierto un más allá del subconsciente humano que permanecía oculto a las investigaciones del psicoanálisis.
Su relato" En las montañas de la locura", describe a unos seres que llegaron a la tierra antes de la existencia de la humanidad y que murieron en manos de robots de su propia invención. Situados ante los últimos descubrimientos de la técnica y de la ciencia, lo que cada día deja empequeñecidos a los de la víspera, no podemos dejar de pensar que las visiones de Lovecraft no solo encierran una posibilidad a suceder en un futuro inmediato sino que tampoco podemos asegurar que no sean una realidad del pasado en nuestro planeta o en uno, varios o infinitos lugares del universo.

Parece ser que algunos de sus relatos con la transcripción más fiel posible de sus sueños. En él es importante el mundo de los sueños en cuanto tiene de ampliación del de la vigilia, por su valor premonitorio y también por los posibles recuerdos dormidos. Lovecraft pareció desentenderse de lo que le rodeaba porque su atención estaba más fijo que los demás, ante la realidad del mundo. Desde lo real próximo o aceptado, un árbol, una casa, una mesa, o desde lo imaginario, una aparición, un astro desconocido, una leyenda histórica, su imaginación era capaz de intuir otra realidad que está más allá de la común percepción de los mortales y describir una serie de posibilidades del cosmos que son tan válidas para los humanos como para los seres de una naturaleza distinta de la nuestra.

A propósito de Lovecraft, Jacques Bergier ha hecho notar estas palabras del biólogo B.S. Haldane: «El Universo no es solamente más extraño de lo que nosotros imaginamos, lo es mucho más de lo que podamos imaginar». Esta sensación de extrañeza la plasma Lovecraft en todos sus relatos, en cuanto hombre sin que quede descartada la posibilidad de que también les pertenezca a otros seres. Jacques Bergier también ha hecho notar que «El gran mérito de Lovecraft es haber conquistado para la imaginación humana inmensos dominios, en los cuales no se había aventurado todavía. Su pensamiento ha penetrado a la mayor distancia posible para la fantasía humana actual. Ha creado un mito que según dice él mismo tendría incluso una significación para cerebros compuestos del gas de las nebulosas espirales. Un mito que expresa  la grandeza y el espanto del Cosmos, no solamente a escala humana sino para cualquier inteligencia, aunque su forma exterior no sea parecida a la nuestra. Las visiones de Lovecraft van siendo corroboradas muchas de ellas por los posteriores avances de la ciencia, que amplia la extensión del espacio en todas sus dimensiones, e incluso la del tiempo que pertenece al pasado. Hay una actitud que se percibe como paralela entre la de Wols cuando se sentía microbio sobre la superficie de la tierra y se extasiaba contemplando los progresos de una grieta en la pared y el sentirse en el espacio y el tiempo infinitos de Lovecraft. Para este poeta están abolidas las fronteras entre la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, el ser y la nada. Percibió otra realidad en la que sí se puede hablar de conciliación, de contrastes entre en un terreno en el que las posibilidades infinitas son las visiones de un cerebro que alumbra la poesía de nuestra época y que puede inaugurarlas de distintas etapas el futuro.
Howard Phillips Lovecraft nació en 1890 y murió en 1937. Vivió en Providencia (Rhode Island, Estados
Unidos). Viajó muy poco. Un viaje al Sur, otro a Nueva York y algunas excursiones por la región de Boston. Era el hijo único de una madre que murió loca. Vivió aislado sin buscar la compañía de los niños en su infancia, entregado a la lectura y entretenido en sus imaginaciones. Poseía un gran caudal de conocimientos humanísticos y científicos. Llegó a saber muchas lenguas, entre ellas cuatro africanas con sus dialectos. Para vivir también se ayudó de un pequeño negocio de antigüedades. Fue después de su muerte cuando aparecieron sus relatos en volumen. En vida solo unos pocos se publicaron en algunas revistas.

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