lunes, 28 de junio de 2021

MAESTRO EN HORRORES GÓTICOS

 



Con motivo de la publicación en 1978 de la primera edición en castellano de la obra de L. Sprague de Camp, Lovecraft. Una biografía, que recordemos apareció en Estados Unidos en 1975, por parte de la editorial Alfaguara, colección Nostromo, con traducción de Francisco Torres Oliver (ya en 1992 la editorial Valdemar publicaría otra edición en español, como escribí en esta reciente entrada), en el periódico español La Vanguardia del 4 de abril de 1979 apareció una brevísima reseña, bajo el título Maestro en horrores góticos, firmado por el periodista catalán Lluís Permanyer (n. 1939). Otra reseña aparecida en un periódico español en ese mismo año de 1979 podéis leerla en esta entrada. El texto en cuestión dice así:

Cuando el agudo catador de literatura se enteró de que un indígena que acababa de publicar un libro era jorobado, no pudo menos que exclamar: «Ara tindrem par fi un gran novellista!» Por desgracia se equivocó, pues se trataba de otra obra gris dentro del panorama gris de la novelística catalana. Ocurría en 1925 y era «História gris», de Miquel Llor. Quizás aquel lector empedernido era un poco mordaz, pero la razón de su expectativa la considero perfectamente lógica y bien fundamentada. La producción de Dostoiewski, Baudelaire, Proust, Kafka, por sólo citar los primeros nombres que me vienen a la memoria, no se entiende si prescindimos del acusado carácter patológico —por las razones que fueren— de sus autores. El príncipe de la literatura de terror, el más asombroso especialista en horrores góticos, el afamado escritor de historias monstruosas, había de ser necesariamente un tipo aberrante. Pero hasta ahora mismo poco o nada se sabía de Howard Phillips Lovecraft. Desde la aparición de la biografía (editada por Alfaguara-Nostromo) escrita por Sprague de Camp no sólo no se podrá decir lo mismo, sino que incluso el lector tendrá la impresión muy reconfortante de que ya lo sabe todo sobre aquel esquizoide, feo, asocial, solitario, frío y pálido como un cadáver, racista furibundo, neofóbico, reaccionario hasta extremos cómicos, grafómano (escribió más de 100.000 cartas), espíritu débil a merced de una madre dominante, con padres muertos en el manicomio, depresivo. Y conste que la enumeración podría durar y durar. El autor tuvo el buen sentido de no proponerse la realización de un trabajo subjetivo. Se limitó a reunir todos los datos posibles y dejar que cada uno haga un completísimo retrato robot. En resumen: un libro de lectura obligada. Advertencia para que luego no me vengan con reclamaciones: a quien decida leerlo le pasará lo que con Painter, que entonces se ve uno obligado a reeler o descubrir a Proust. (Los vírgenes en Lovecraft sepan que pueden aprovisionarse en Alianza Editorial, Ediciones de Bolsillo, Bruguera, Caralt. Quedarán literalmente pasmados. Ya verán, ya. Y tiemblen después de haber leído).

Podéis leer el texto también en este enlace.

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