Son muchas las menciones y guiños que ha hecho Stephen King a la obra de Lovecraft, al que desde sus comienzos como escritor ha considerado un maestro. Una mención la encontramos en una de las pocas obras de King que no trata el género de terror, aunque contenga algunos elementos: nos referimos a Los ojos del dragón, publicada en 1987 y dedicada a su colega, el escritor Peter Straub. Es una obra de fantasía que transcurre en el imaginario reino de Delain y en la que encontramos magos, guerreros y dragones. La historia es narrada desde la perspectiva de un narrador sin nombre, omnisciente, que le habla al lector informalmente y con franqueza y que suele agregar sus propios comentarios sobre las motivaciones de los personajes. La primera parte establece cinco personajes: el Rey Roland, la Reina Sasha, los príncipes Peter y Thomas, y el mago y consejero real Flagg. En su juventud Roland fue famoso por matar a Niner el Dragón con una gran flecha de caza forjada por su madre. A lo largo de los años se apoya en Flagg, su consejero, sin darse cuenta de la mala voluntad que alberga hacia él; aun así, prefiere los consejos de su esposa más que los de Flagg, por lo que durante algún tiempo, el mago ha tratado de asesinar en forma encubierta a la Reina Sasha.
En una escena del libro, hallamos una mención al Necronomicón, el grimorio ficticio creado por Lovecraft, aunque no por su nombre, y es la siguiente:
Luego se sentó, dio la vuelta a su reloj de arena y comenzó a leer de un enorme libro de conjuros. Flagg llevaba leyendo de aquel tomo, que se hallaba encuadernado con piel humana, desde hacía mil años y solo había logrado consultar una cuarta parte. Leer demasiado de este libro, escrito en las altas y distantes Planicies de Leng por un demente llamado Alhazred, podía ocasionar facilmente la locura.
En castellano, podéis encontrar la obra publicada por DeBolsillo en este enlace.
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