lunes, 3 de mayo de 2021

LAS ROCAS Y EL MAR, EL AZUL

 



En 1981 la editorial barcelonesa Ediciones El Mall publicó un libro titulado Les roques i el mar, el blau (en castellano, Las rocas y el mar, el azul), una recopilación de narraciones breves del poeta y novelista catalán Salvador Espriu (1913-1985). La obra es abierta por un sencillo prólogo de uno de los interlocutores, de nombre griego, Arístocles (que era el nombre del filósofo Platón). En medio de las narraciones, hablan y dan su opinión sobre los mitos clásicos personajes conocidos del mundo literario espriuano: la señora Magdalena Blasi, Pulcro Trompel·li, la señora Teclita Marigó, etc. Lo interesante de esta obra es que tiene ciertos ecos de la obra de Lovecraft, un autor que Espriu conoció a través de su amigo Joan Perucho, del que no olvidemos su relación con el mundo del escritor de Providence, como reseñé en esta entrada. En la primavera de 1956, en un viaje a París, Perucho descubrió la obra de Lovecraft en una edición francesa de sus relatos, La couleur tombee du ciel, publicado por Denoel en 1954. Perucho le prestó a Espriu el volumen de Lovecraft. Espriu lo leyó y el 24 de octubre de 1961 se lo devolvió con una nota un poco más larga de lo habitual que decía lo siguiente:

 Lovecraft es un escritor notable, muy dentro de la tradición de Poe, y sus historias me han interesado y me han entretenido de verdad, sobre todo las de franca brujería más que las alusivas a entidades de tiempo antiquísimas. Se puede observar fácilmente en este autor, una forma y una serie de trucos, incluso lingüísticos, pero siempre resuelve los relatos con mucha traza. Los ambientes de la vieja Nueva Inglaterra -siempre los mismos, su propia Sinera-, muy sobresalientes. Y lo de volver, de una historia a otra, a los mismos temas e incluso a los mismos seres fabulosos y a la misma bibliografía maldita, hace muy bonito y apasionante el leerlo. Me gustaría conocer el resto de su producción.

Esta influencia se dejó ver en la obra publicada en 1981, en la que hay algunas menciones a la obra de Lovecraft, como en este párrafo en el que hablando del mito de Saturno cuando devoró a sus hijos y en concreto al famoso cuadro de Francisco de Goya de 1819-1823, cita al pintor del relato El modelo de Pickman:

En él, Cronos grapado a trozos el hijo que devora. Goya, que complica así el misterio de los manjares, que hemos mencionado, era al menos tan grande pintor como Pickman. Pero este tenía los modelos delante.

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