sábado, 31 de agosto de 2019

H.P. LOVECRAFT, CREADOR DE MUNDOS IMAGINARIOS






El pasado 20 de agosto, al cumplirse 129 años del nacimiento de Lovecraft, en la web oficial de la edición en español de la revista National Geographic (publicación escrita de la sociedad científica estadounidense National Geographic Society, fundadas ambas en 1888), a la que podéis acceder en este enlace y que comenzó a publicarse en nuestro país en 1997, apareció un interesante artículo conmemorando dicha efemérides, bajo el título H.P. Lovecraft, creador de mundos imaginarios y firmado por el periodista Josep Gavaldá. Se trata de un texto, que podéis leer completo en este enlace, en el que se desmenuza a grandes rasgos la intensa vida del escritor de Providence, señalando los hitos más destacados de su carrera, las curiosidades y los aspectos interesantes de su obra. 
Bajo estas líneas podéis leer el texto al completo.

Howard Phillips Lovecraft tenía debilidad por los helados y por los gatos. De hecho, tenía un gato negro, y según sus propias palabras: "No me disgustan los perros más de lo que lo hacen los monos, los seres humanos, los comerciantes, las vacas, las ovejas o los pterodáctilos, pero por los gatos tengo un particular respeto y afecto desde los primeros días de mi infancia". Considerado un gran innovador del género de terror, al que aportó una mitología propia –los conocidos como Mitos de Cthulhu, que consituyen un ciclo literario de horror cósmico–, H. P. Lovecraft nació el 20 de agosto de 1890 en Providence, la capital y ciudad más grande de Rhode Island, en Estados Unidos.

La desgraciada infancia de un niño prodigio

La infancia de Lovecraft estuvo marcada por la trágica muerte de su padre en un centro psiquiátrico tras diagnosticársele paresia, una ausencia parcial de movimiento voluntario que es un síntoma común de la esclerosis múltiple, y una fase terminal de neurosíifilis. Lovecraft además tuvo una mala relación con su madre, Sarah Susan Phillips, una puritana ultraconservadora. Sarah negaba a su hijo cualquier muestra de cariño, y muchos críticos la consideran la causante del comportamiento un tanto extravagante que el escritor mostraría durante toda su vida. Lo sobreprotegió hasta límites demenciales y lo trató como si fuera su único bien en la tierra. Esta actitud provocó que a Lovecraft le costara convivir con su entorno debido a la poca habilidad que desarrolló para relacionarse con el resto de las personas. Esta situación llevó al joven Lovecraft a evadirse de la estricta educación materna y a frecuentar parajes solitarios para poder dar rienda suelta a su imaginación.
En cambio, Lovecraft sí llegó a establecer una gran y estrecha relación con su abuelo materno, Whipple Van Buren Phillips, con quien pasaba horas leyendo en la biblioteca. Lovecraft estaba especialmente fascinado con relatos clásicos como Las Mil y una Noches, la Ilíada y la Odisea. Con el descubrimiento de la mitología clásica, e influenciado por todas estas lecturas, Lovecraft llegó a construir altares para antiguos dioses grecorromanos como Artemisa, Apolo y Saturno.
 Lovecraft fue un niño superdotado que a los dos años ya leía poesía, y que a los seis o siete años empezó a escribir. En esa época su género preferido era el policíaco. A los 13 años creó la Agencia de Detectives de Providence y a los 15 escribió su primer relato: La bestia en la cueva; a los dieciséis escribió una columna de astronomía para el Providence Tribune. La muerte de su abuelo materno en 1904 afectó tanto al joven, que llegó a pensar en el suicidio. Sin embargo, superó esta idea gracias a una tendencia que había ido adquiriendo mucho peso en la naturaleza del joven Lovecraft: la curiosidad intelectual.
 Entre 1903 y 1908, Lovecraft vivió como un ermitaño sin apenas contacto con el mundo exterior, excepto el que tenía con su madre y con sus tías. Ese tiempo lo pasó escribiendo poesía. La situación cambió cuando, molesto por lo aburridas que eran las historias románticas de la época, envió una carta a la revista Argosy quejándose sobre la insipidez de los relatos de uno de los escritores más populares de la publicación, Fred Jackson. El acalorado debate que se desató en la columna de opinión entre los defensores de Jackson y los de Lovecraft llamó la atención de Edward F. Daas, presidente de la United Amateur Press Association, que invitó a Lovecraft a unirse a ellos en 1914. Así, en 1917, y a petición de algunos amigos, volvió a la ficción con la historia La tumba y Dagon.

Los mundos de Lovecraft

Tras la muerte de su madre en 1921, Lovecraft acudió a una convención de escritores aficionados en Boston donde conoció a Sonia H. Greene. Sonia era hija de inmigrantes judíos procedentes de Ucrania, viuda y siete años mayor que él. Aun así se casaron en 1924 y se mudaron a Brooklyn. La pareja pronto tuvo problemas económicos. Sonia perdió la tienda de sombreros que tenía y tuvo que marcharse a Cleveland para buscar trabajo mientras Lovecraft se quedó en Nueva York donde, al no encontrar ninguna ocupación, comenzó a sentir una profunda aversión por la vida neoyorquina y por los inmigrantes en general. En esa época, Lovecraft empezó a coquetear con el fascismo (sentía admiración por Mussolini desde 1922) y consideraba inferior a todo aquel que no fuera de origen anglo-germánico. Ello se agudizó cuando veía que muchos de los inmigrantes de su barrio acababan encontrando un trabajo que a él se le negaba. Esta situación inspiró a Lovecraft a escribir un relato corto llamado Él.
 En 1926, Sonia y Lovecraft acordaron un divorcio amistoso en el que Lovecraft alegó los motivos que tuvieron para dicha separación: "las grandes divergencias entre ambos y los problemas económicos". A pesar de la separación, Lovecraft continuó viviendo en Nueva York y siguió carteándose con autores como Robert E. Howard, Robert Bloch, Clark Ashton Smith o August Derleth, para quienes trabajó como "escritor fantasma", es decir un escritor profesional a quien se contrata para escribir bajo el nombre de otra persona. Creó lo que se denominó el Círculo de Lovecraft, en el que cada autor tenía asignado un seudónimo y compartían sus ideas, conceptos y personajes a través de cartas. Gracias a esta colaboración, Lovecraft desarrolló en buena medida su mundo literario. Invadido por una profunda sensación de soledad y frustración, en este período Lovecraft escribió sus obras más importantes, inscritas en el ciclo de los Mitos de Cthulhu, que serían trece relatos, entre los que destacan La llamada de Cthulhu (1926), El caso de Charles Dexter Ward (1927-1928) o En las montañas de la locura (1931).

"La muerte es misericordiosa"

La evolución literaria de Lovecraft experimentó tres fases. Una primera etapa gótica, que fue desde 1905 a 1920; la segunda, una etapa onírica que abarcó desde 1920 a 1927, y una etapa final que tuvo como base la filosofía cosmicista (desde 1927 a 1937), en la que el cosmos es visto como un todo inmenso y hostil. Su obra es un reflejo de su vida, que fue de todo menos fácil: vivió aislado, concentrado en sus particulares mundos literarios, casi extravagantes, y entregado a la creación y disfrute de mundos paralelos.
 Según palabras del propio Lovecraft: "La muerte es misericordiosa, ya que de ella no hay retorno; pero para aquel que regresa de las cámaras más profundas de la noche, extraviado y consciente, no vuelve a haber paz". Para H. P. Lovecraft, la muerte era el final. Sin embargo, consideraba que las personas de mala vida, alcohólicas y viciosas –-todo ello entendido desde una mentalidad de comienzos del siglo XX– eran seres torturados y perseguidos que sólo podían encontrar la paz después de la muerte.
H. P. Lovecraft murió de un cáncer intestinal en el hospital Jane Brown Memorial, de Providence, el 15 de marzo de 1937, en el anonimato y en la pobreza más absoluta. Este escritor revolucionario fue enterrado tres días después en el panteón propiedad de su abuelo Phillips en el cementerio de Swan Point, donde descansa desde entonces.

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