Luego se sentó, dio la vuelta a su reloj de arena y comenzó a leer de un enorme libro de conjuros. Flagg llevaba leyendo de aquel tomo, que se hallaba encuadernado con piel humana, desde hacía mil años y solo habia logrado consultar una cuarta parte. Leer demasiado de este libro, escrito en las altas y distantes Planicies de Leng por un demente llamado Alhazred, podía ocasionar facilmente la locura.
Los ojos del dragón (1984). Stephen King.
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