Sobre esos supuestos jeroglíficos había una figura de evidente carácter representativo,aunque la ejecución impresionista impedía comprender su naturaleza. Parecía una especie de monstruo, o el símbolo de un monstruo, o una forma que solo una fantasía enfermiza hubiese podido concebir. Si digo que mi imaginación, algo extravagante, se representó a la vez un pulpo, un dragón y la caricatura de un ser humano, no traicionaré el espíritu del dibujo. Sobre un cuerpo grotesco y escamoso, provisto de alas rudimentarias, se alzaba una cabeza pulposa y coronada de tentáculos; pero era el contorno general la que la hacía más particularmente horrible. Detrás de la figura se esbozaba una arquitectura ciclópea.
La llamada de Cthulhu (1926).
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