El investigador estadounidense Charles Fort (1874 -1932) fue el primer recopilador sistemático de datos anómalos y sucesos misteriosos, de fenómenos paranormales y de todo tipo de hechos a los que la ciencia de la época no encontraba ninguna explicación. Fort se refería a tales anomalías como "hechos condenados" o hechos rechazados por los científicos, ya que no se ajustaban a sus teorías. Fort escribió El libro de los condenados en 1919, seguido por Nuevas Tierras(1923), Lo! (1931) y Talentos salvajes (1932).
Las ideas que trabajó a lo largo de su vida atrajeron el interés de sus contemporáneos, hasta el punto que un grupo de intelectuales británicos fundó la Sociedad Charles Fort, que publicaría la revista Doubt, recopilando los trabajos de Fort y muchos de sus “hechos condenados”. Tanto la revista como la sociedad desaparecieron en 1959.Posteriormente, el testigo fue recogido por la International Fortean Organization (Organización Forteana Internacional), que hasta 1997 editó la revista INFO Journal.Por su parte, desde 1973 se publica en Gran Bretaña Fortean Times, una revista bimestral dedicada a las temáticas forteanas.
Tres años después de la publicación del libro, Lo! fue serializada en la revista Astounding en ocho partes entre abril y noviembre de 1934 (con F. Orlin Tremaine como editor). Este fue un gran evento,ya que era la primera vez que un importante trabajo de no ficción había aparecido en una revista de ciencia ficción.Así pues, la relación entre Fort y Lovecraft parece muy clara.No solo manifestó en alguna ocasión que consideraba a Fort uno de sus maestros,sino que dos de sus mejores cuentos fueron publicados en Astounding bajo la dirección editorial de Tremaine: En las montañas de la locura (abril de 1936) y La sombra más allá del tiempo (junio de 1936). El genio de Lovecraft reside en su capacidad para presentar los conceptos más extravagantes de una manera convincente que era creíble,algo que logró en parte salpicando sus historias con referencias a escritos académicos ya fueran reales o (como en el caso del infame Necronomicón) inventadas por él mismo. No es demasiado sorprendente, por lo tanto, encontrar a Charles Fort en una de las historias de Lovecraft:
Dos o tres fanáticos extremistas llegaron al punto de querer encontrar posibles significados en las antiguas leyendas indias, que atribuían un origen extraterrestre a los seres ocultos, al tiempo que citaban en apoyo de sus argumentos los increíbles libros de Charles Fort en los que se pretende demostrar que viajeros de otros mundos y del espacio exterior hacían frecuentes visitas a la tierra.
HP Lovecraft: El que susurra en la oscuridad (Weird Tales, agosto de 1931).
Donald Wandrei,amigo y colaborador de Lovecraft, que poseía una importante biblioteca personal de ficción sobrenatural, le prestó a su colega un ejemplar de El libro de los condenados. Sprague de Camp en su biografía de Lovecraft,dice lo siguiente:
Él [Lovecraft] habló muy bien de los dos últimos libros de no ficción:El libro de los condenados (1919) de Charles Fort y El culto de las brujas en el oeste de Europa
(1921) de Margaret Alice Murray. Su reconocimiento, sin embargo, no era lo que los autores podrían haber
esperado. Admiraba ambos libros como estímulos para la escritura de
ficción extraña, no como declaraciones de hecho. Desde un punto de vista
científico, consideró las excéntricas ideas cosmológicas de Fort como una
tontería.
El universo de Lovecraft y el de Fort se superponen hasta el punto de
que cuesta distinguir si un relato como Reliquia de un mundo olvidado
(1933/1935), de Hazel Heald y el propio Lovecraft, se
inspira en el supuesto hallazgo por el ocultista inglés James Churchward (1851-1936) de
unas momias procedentes del continente perdido de Mu en los años 20 o viceversa.
Tampoco es imposible que el gusto por los libros prohibidos de nombres
rimbombantes -el Necronomicón, los Unaussprechlichen Kulten, el De vermis misteriis…-
haya realimentado la obsesión de la literatura pseudocientífica por los
antiguos textos sagrados. Consideremos también la tendencia a explicar
fenómenos dispares (leyendas de monstruos, ruinas antiguas…) por una
misma realidad subyacente (razas prehumanas, visitas extraterrestres…);
un recurso de la ficción que los investigadores convierten en excusa
para ensayar, en apenas 200 páginas de miscelánea atropellada, una
fórmula magistral que explique la historia del mundo.
Así pues,resulta claro que Lovecraft le debe mucho a Fort, a pesar de que no tuviese una opinión muy favorable acerca de sus ideas.
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