sábado, 18 de junio de 2022

BALADA POR LA LUZ PERDIDA

 



El escritor y guionista valenciano Juan García Atienza (1930-2011), que destacó por sus obras sobre costumbres ancestrales y mitos y leyendas de todo tipo, los templarios, la Atlántida, hechos malditos, leyendas populares, el Camino de Santiago, historias de reyes y reinas, además de guías de España heterodoxas, fue uno de los escritores más destacados de la denominada primera generación de escritores españoles de ciencia ficción, que se formó a finales de los sesenta. A lo largo de una década, Atienza se adentró en la ciencia ficción y lo fantástico. De entre todos estos textos que escribió en ese periodo, Balada por la luz perdida es una de las piezas maestras. Originariamente, el texto apareció en el número 23 de la revista Nueva Dimensión, publicado en junio de 1971. Pero la calidad de este texto viene avalada por el hecho de que el famoso Domingo Santos, destacado editor del género en España, eligiera este cuento para la compilación que realizó en 1982, Lo mejor de la ciencia ficción española, antología clave en la historia de la ciencia ficción española. El punto interesante de dicho relato es que presenta ciertas similitudes con cuentos de Lovecraft, puesto que incluye en un marco español mitos de civilizaciones extintas, aspecto muy presente en la obra del maestro de Providence. Así, los aspectos lovecraftianos son más que evidentes en Balada por la luz perdida.

La primera coincidencia clara es que tanto el ciclo de relatos de los Mitos de Cthulhu, como el cuento de Atienza Balada por la luz perdida participan de lo fantástico. Está conformado, a modo de collage, por textos de muy variada naturaleza: epistolar, textos bíblicos ficticios, crónicas y entrevistas periodísticas, cartas al director, tanto en el periódico como en revistas científicas de medicina, e incluso telegramas o avisos parroquiales y transcurre en el pueblo gallego de Canteras, a donde llega el protagonista, el médico Gregorio Fuentes. El supuesto origen cósmico de los Primigenios lleva a la segunda coincidencia con el cuento de Juan G. Atienza: la teoría seudocientífica de la paleoastronáutica. La hipótesis sostiene que señales y edificaciones del pasado que parecían imposibles con la tecnología de la época debían de haber sido realizadas por extraterrestres que acudieron a nuestro planeta en los albores de la humanidad, fueron tomados por dioses y dejaron esas huellas hoy inexplicables en nuestro planeta. Los fragmentos del libro sagrado de Ktoth y las profecías de Illán Ridán constituyen otro claro elemento lovecraftiano. En el universo del maestro de Providence es determinante la presencia de libros ficticios, como el famoso Necronomicon. Y al igual que en los relatos de Lovecraft, sus protagonistas, tanto el doctor Gregorio Fuentes como luego su amigo, el periodista Luis Varela, indagan en el misterio más allá de lo debido, lo que les acarrea funestas consecuencias.

El relato fue incluido recientemente en el volumen Cuentos escogidos publicado por La Biblioteca del Laberinto en 2018.

 


 

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