En 2002, se incluyó en el volumen Der Cthulhu Mythos (1976-2002), de la editorial alemana Festa Verlag, que recopilaba relatos de los Mitos de Cthulhu de diferentes autores traducidos al alemán, un curioso cuento que lleva por título Ein Porträt Torquemadas, es decir, Un retrato de Torquemada, del escritor alemán Christian von Aster (n. 1973). Este relato de los Mitos, que fue adaptado a un audiorrelato en 2002 como escribí en esta entrada, tiene algunos elementos interesantes como la idea de vincular a la Iglesia Católica con el culto al dios Cthulhu. El protagonista es el médico católico Cayetano, quien, siguiendo instrucciones del Vaticano, "falla" repetidamente las operaciones de personas impopulares. Uno de estos individuos es el historiador de arte Felix Ney, a quien le diagnostican un tumor cerebral después de intentar destruir con ácido un cuadro (el del título) en la Pinacoteca de Múnich. Después de la operación que le costó la vida a Ney, Cayetano lee sobre una misión especial en su diario. Ney restaurará un retrato del Gran Inquisidor español Tomás de Torquemada (1420-1498), pintado por el italiano Giuseppe del Candini. Hace un descubrimiento extraño: en la estantería detrás del Gran Inquisidor hay un libro, “De Natura Deorum” de Cicerón, que ha sido pintado. Ney raspa la capa superior y encuentra un libro sin marcar debajo con una cubierta llamativa. Por eso recurre a los expertos, quienes identifican el libro de la imagen como una copia del Necronomicon basándose en el lomo. Más o menos involuntariamente, Felix Ney emprende una búsqueda del tesoro en la que encuentra en las fotografías de Del Candini más pistas sobre Cthulhu y su culto. Poco a poco, Ney -y con él Cayetano- se topa con la terrible verdad: la Iglesia católica no sólo estaba infiltrada por el culto a Cthulhu, sino que hizo con él un pacto en el siglo XV que aporta muchas ventajas a ambas partes. Por lo tanto, el propio Cayetano también es un agente involuntario del Gran Primigenio con cara de tentáculo y ha acabado con la vida de muchas personas no en nombre de su dios, sino en nombre de Cthulhu. En el mejor estilo lovecraftiano, Von Aster mezcla realidad con ficción: Tomás de Torquemada es, por supuesto, una figura histórica real que cometió suficientes atrocidades incluso sin ninguna conexión con el culto a Cthulhu. El retrato del título y su pintor Giuseppe del Candini son ficticios, pero Aster los sitúa en contexto y convierte a Del Candini en alumno del verdadero Fra Fillipo Lippi y, por tanto, contemporáneo de Botticelli.
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