El 8 de julio de 2020 se publicó un artículo de opinión en el periódico español El Periódico de Aragón (aquí su página web oficial), fundado en 1990, titulado Lovecraft y Marcial, firmado por el escritor Juan Bolea (n. 1959). Es un texto escrito con ocasión de la publicación en enero de 2020 de una selección de ensayo de Lovecraft por la editorial Páginas de Espuma, titulada Ensayos Literarios, del que escribí en esta entrada, y en el que Bolea hace referencia a un célebre escritor romano nacido en la actual provincia de Zaragoza, en concreto en Calatayud (la romana Bílbilis): el poeta Marco Valerio Marcial (40-104), del que Lovecraft hizo un elogio que aparece citado en el artículo, que podemos leer en este enlace y a continuación:
De Marco Valerio Marcial,
conocido como Marcial, el formidable cronista y epigramista hispano
romano nacido en Bilbilis (Calatayud) en el siglo I de nuestra era, son
muchos los elogios que se han vertido. Uno de ellos procede de la pluma, nada menos, que de Lovecraft. El
maestro universal del terror gótico escribía en los albores del siglo
XX: «Marcial es el maestro del epigrama clásico. Jamás se ha sobrepasado
su ingenio compacto y centelleante. Sus obras presentan un cuadro
subjetivo y familiar de la sociedad a la que Juvenal tan amargamente
atacó desde fuera». Este
certero juicio ha sido recogido en los Ensayos literarios de H. P
Lovecraft que la editorial Páginas de espuma ha tenido la iniciativa de
publicar en castellano, en una excelente edición a cargo de Antonio Jiménez Morato. Quien, en su prólogo, llama la atención de los lectores sobre la antigua injusticia de clasificar —o marginar, más bien— a Lovecraft
como un mero escritor de terror, especializado solo en este género,
reduciendo absurdamente el conocimiento de su obra a la práctica de esta
disciplina, como si no hubiera sumado otros méritos en su carrera. Nada más lejos de la realidad. Es cierto que el autor de Los mitos de Cthulhu pasó a la historia de la literatura por la construcción de un universo terrorífico extraordinariamente original, donde las viejas leyendas se daban la mano con las últimas teorías científicas sobre el origen del mundo o de la especie humana; pero no es menos cierto que Lovecraft dedicó esfuerzos a otras muchas narraciones, a la crítica literaria, al ensayo histórico y, muy en particular, a la poesía, que comenzó practicando en sus comienzos y que ya nunca abandonaría. Desde el punto de vista técnico, la poesía no tuvo secretos para Lovecraft, auténtico experto en la evolución de la rima. En Ensayos literarios dedica unas lúcidas líneas a uno de sus maestros, Edgar Allan Poe, en su calidad, también, de poeta. «Poe mantuvo que la auténtica poesía tiene como primer propósito el placer, no la verdad. Y un placer indefinido, antes que un placer limitado».
Recomendable lectura para conocer un poco más al indescifrable (como todos los grandes) H. P. Lovecraft.
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