miércoles, 10 de febrero de 2021

LOVECRAFT: DEBAJO DE LA CAMA

 



El pasado 6 de febrero, el artículo de los sábados en el periódico español La Opinión de Murcia, fundado en 1988, firmado por el periodista José María Pérez-Muelas,  llevaba por título Lovecraft: debajo de la cama. Se trata de un texto en el que se comparan dos obras muy conocidas: por una parte, la célebre novela El corazón de las tinieblas (1899) de Joseph Conrad, y el relato de Lovecraft Hechos tocantes al difunto Arthur Jermyn y su familia (1920). Pérez-Muelas afirma que en ambos casos se trata el tema colonial, las ansias desmedidas del hombre blanco que se apodera del medio, la asimilación del otro (del indígena) como un trofeo de museo y el misterio que rodea el rito africano. Más adelante, a lo largo del texto, realiza una comparación entre la literatura de Lovecraft y la del argentino Jorge Luis Borges, escribiendo lo siguiente: 

La originalidad de Borges, la frescura de sus temas (que desde Homero no cambian pero que en sus manos parecen nuevos) y el tratamiento complejo de sus argumentos está ya en buena parte de los cuentos de Lovecraft. Ambos comparten un estilo frío y cerebral, pero que no renuncia a la estética. Al igual que el elemento metaliterario. Si en Borges es imposible entender la escritura sin tener en cuenta la invención de todo un catálogo de obras apócrifas, en Lovecraft la invención bibliográfica se vuelve un mito con la creación del Necronomicón, un libro que «refleja la imagen de los muertos», escrito por un 'árabe loco' llamado Abdul Alhazred. El escritor argentino mareó a la mitad de los bibliotecarios del mundo con el título The approach to Al-Mu'tasim (El acercamiento a Almostásim), un libro que referencia y comenta pero que nunca existió, detalle que pasó por alto buena parte de la crítica.

También hace una comparativa con la obra de Stephen King, quien se ha considerado deudor de Lovecraft en muchos aspectos, y termina el artículo con esta declaración:

Me acerqué a Lovecraft hace tan solo un par de años, cuando ya creía que eran pocas las lecturas que podían llegar a sorprenderme. Subestimé la fuerza de sus relatos y ahora no puedo pasar demasiado tiempo sin leer uno de sus cuentos. Su estilo sobrecoge, sobre todo en aquellos cuentos donde la realidad y la ficción combaten por identificarse y hacerse una misma realidad. Lovecraft demuestra que a pesar del tiempo, los terrores de los hombres no pasan de moda. Siempre necesitaremos encender una lámpara en mitad de la noche porque oímos ruidos al otro lado de la sábana.

Podéis leer el texto completo en este enlace. 

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