Una de las bandas españolas del panorama del rock de la década de 1980 más desconocida es sin duda Lovecraft, bautizada así en honor del escritor estadounidense. Fue un cuarteto con una mujer música en la batería y los coros -Rosa María Gil- y un cantante y guitarrista, J. Joaquín Pérez Paredes, autor de la letra y la música de todas las canciones de su único álbum: “Camino Sin Retorno”, editado en 1988 por NGP (Negotius Preambulans In Tenebris), y con Emilio Puente (bajo y coros) y Julián Moreno (teclados y coros). Este disco lo grabaron en los estudios madrileños Kirios y es todo un ejemplo de independencia, ya que su Rock duro y progresivo no encajaba en la escena musical del momento. El repertorio de Lovecraft estaba lleno de originalidad, pero resultaba difícil de entender para un oyente poco propicio. En sus canciones, solían alternar tomas de saxo y flauta con ambientes lúgubres y algo siniestros, seguramente deudores del escritor que les dio nombre.
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