En 2004 se estrenó una película estadounidense de terror titulada Dead Birds (estrenada en España como Gritos de muerte), dirigida por Alex Turner e interpretada por Henry Thomas, Patrick Fugit, Nicki Aycox, Michael Shannon, Muse Watson, Mark Boone Junior y Isaiah Whasington, entre otros. Esta cinta de 91 minutos de duración no está inspirada en ninguna obra de Lovecraft, pero contiene algunos elementos que desprenden cierto aroma lovecraftiano. Ambientada en plena Guerra de Secesión estadounidense (1861-1865), cuenta la historia de un peculiar grupo de forajidos que ha robado un banco en una ciudad del Sur confederado, que se esconde en una hacienda desierta en mitad del campo para escapar de las tropas de la Confederación que les persiguen para recuperar el oro robado. Dentro de la vieja mansión, los ladrones empezarán a experimentar una serie de visiones, alucinaciones y presencias fantasmales, descubriendo poco a poco que esas entidades sobrenaturales quieran matarlos a todos. En cuanto a los elementos lovecraftianos, se encuentran en lo que descubren los forajidos cuando empiezan a investigar los orígenes de la plantación. Al parecer, el dueño de la casa enloqueció cuando su familia murió debido a una enfermedad, y se le ocurrió consultar un viejo grimorio para devolverlos a la vida. Pero dicho grimorio no es el típico libro satánico o brujeril, sino un volumen que recuerda mucho al Necronomicón y a otros libros ficticios de los Mitos de Cthulhu, pues contiene ciertos rituales para invocar a unos seres poderosos, tal como dice uno de los personajes en la película: Tienes que seguir ciertos rituales para ser escuchado. La mayoría piensa en ellos como espíritus o fantasmas, pero siempre han estado aquí. Existen en un mundo alrededor del nuestro. Quieren cambiar este mundo. De hecho, los fantasmas que ven los ladrones en la casa, la mayoría de ellos, son seres monstruosos, mitad humanos mitad animales, casi como los dioses lovecraftianos, que se esconden en la mansión esperando atormentar a las personas que se atreven a entrar.
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