En 1974 se estrenó en España una película de terror hoy apenas conocida por el público muy típica del cine de zombies de la época, titulada El pantano de los cuervos. Dirigida por Manuel Caño, e interpretada por Gaspar Bacigallipi,
Marcia Bichette,
César Carmigniani, Fernando Sancho y
Ramiro Oliveros, entre otros, esta coproducción de España y Ecuador de 83 minutos de duración supone una modesta pero curiosísima aportación al género zombi. Aunque oficialmente no esté inspirada en ningún relato de Lovecraft, podría ser considerada justamente como una versión apócrifa del relato Herbert West, reanimador, cuya existencia, a buen seguro conocía el autor del guion, el escritor y dramaturgo español Santiago Moncada (1928-2018). Del relato original mantiene varios
aspectos básicos como la teoría del doctor (que aquí atiende al nombre
algo risible de Frosta) de que es posible
recuperar para la vida un cadáver siempre que esté suficientemente
fresco a través de un suero que se inyecta directamente en la sangre o
el desprecio que por sus teorías recibe de toda la comunidad científica
obligándole a convertirse casi en un proscrito, cambiando de residencia
y nombre continuamente hasta dar con sus huesos en una remota zona de
Ecuador donde puede continuar sus "experimentos" con relativa
tranquilidad. A pesar de resultar una cinta de baja calidad, todavía hoy impresiona el inusitado realismo de la secuencia de
la autopsia a una de las víctimas, (escena que alimenta una leyenda
negra sobre la autenticidad o no del cadáver que aparece en pantalla) y
la atmósfera malsana que la cinta recrea en cada uno de los fotogramas
del film.
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